Las mujeres y la minería en la cuenca Mayo Chinchipe del sur oriente del Ecuador y norte de Perú

Piedad Ortiz Olmedo

En Ecuador, durante la década reciente, los proyectos de minería metálica al margen de la ley, han aumentado en un 300%, según el portal Maapproject.org. Esta situación ha contribuido a la proliferación de conflictos entre las nacionalidades, comunidades rurales, empresas mineras e instituciones del Estado.

La población que habita los territorios donde existe oro en el subsuelo se ha visto involucrada en estos conflictos, que crean división en las comunidades, entre quienes dependen de la minería y quienes demandan atención del Estado para que frene este proceso extractivo que poco a poco está agotando, depredando y contaminando los recursos naturales.

Uno de los grupos más afectados, son las mujeres, cuyo rol como cuidadoras en la familia y la naturaleza, las vuelve más proclives a las consecuencias ambientales y sociales que genera la actividad minera ilegal.

Hoy exploramos el impacto de la minería ilegal, en las mujeres de la cuenca Mayo Chinchipe, que comparten Ecuador y Perú.

La cuenca del Mayo-Chinchipe, en la frontera entre Ecuador y Perú, es un tesoro de biodiversidad. Sus aguas cristalinas serpentean entre montañas cubiertas de una densa selva tropical, hogar de especies de mamíferos como el oso de anteojos, el tapir o aves como la gralaria Jocotoco que atraen a centenares de turistas nacionales y extranjeros.

Sin embargo, esta belleza esconde una realidad compleja y preocupante. La minería ilegal se ha infiltrado en estas tierras, dejando cicatrices en el paisaje y en la vida de sus habitantes, especialmente en las mujeres.

La cuenca Mayo Chinchipe se localiza al sureste del Ecuador y noreste del Perú en la cordillera Oriental de los Andes. Abarca una extensión de 9 785 Km 2 , de los cuales el 68 % se ubica en el territorio peruano y el 32% se encuentra en territorio ecuatoriano, siendo esta, la parte alta de la cuenca, donde nacen los afluentes del río Mayo.

Esto significa, que hacia la zona peruana, llegan las aguas contaminadas por la minería. En la cuenca existen un total de 540 concesiones mineras en ambos países, con una extensión de 191 043.62 ha, equivalente al 19.5% del área de la cuenca. 413 de estas concesiones están vigentes, pero la mayoría opera sin cumplir los requisitos legales.

En la cuenca existen un total de 540 concesiones mineras en ambos países, con una extensión de 191 043.62 ha, equivalente al 19.5% del área de la cuenca. 413 de estas concesiones están vigentes, pero la mayoría opera sin cumplir los requisitos legales.

En la parte peruana de la cuenca, son las rondas campesinas, organizaciones que contribuyen a laseguridad, la justicia, la paz social y la resolución de conflictos dentro de una comunidad rural, las que han hecho frente a la minería ilegal.

Frente a este panorama, la voz de las mujeres de la cuenca Mayo Chinchipe, se ha levantado endiversos espacios, de manera particular desde el lado peruano, pidiendo a sus gobiernos tomar las medidas para frenar el impacto de la minería ilegal en sus recursos naturales, en particular, el agua y en su dinámica social.

Más de 350 km hacia el norte de la cuenca, en la provincia de Azuay, un grupo de mujeres de la parroquia Molleturo, han compartido a las mujeres de la cuenca Mayo Chinchipe las lecciones de su lucha frente a la minería ilegal.

Las mujeres de la cuenca Mayo Chinchipe tanto en Ecuador como en Perú, han sumado sus voces para exigir control de la actividad minera.

En un Encuentro binacional realizado exactamente hace un año, emitieron una declaratoria conjunta, cuyo numeral 1 expresa “Las presiones ambientales en la cuenca Mayo Chinchipe, que compartimos ambos países, están ligadas a tala selectiva, pérdida de bosques, contaminación y minería; situación y contexto que lamentamos y sobre el cual manifestamos nuestra profunda preocupación; frente a esta situación, demandamos la aplicación de las normativas nacionales para prevenir, mitigar y reparar el impacto ambiental y de manera prioritaria las afectaciones al agua de consumo humano que precariza la calidad de vida de las mujeres y sus familias.

Este llamado es hoy aún más latente, tanto para las mujeres, las familias y para la cuenca misma.