En un video grabado recientemente en la base aérea de Manta, el presidente Daniel Noboa dijo que “voy a enviar a la Corte Constitucional (C.C.) un proyecto de reforma parcial que modifique el artículo 5”, el cual prohíbe el establecimiento de bases e instalaciones extranjeras de bases militares. “En un conflicto transnacional necesitamos respuesta nacional e internacional. Estamos levantando al país que ellos dejaron de rodillas, al país que convirtieron en cuna del narcotráfico, que repartieron a las mafias con una falsa noción de soberanía. Es el momento de la Asamblea Nacional de decidir de qué lado de la historia está.”
La propuesta busca eliminar todo el artículo y solo dejar la frase “El Ecuador es un territorio de paz” y ya se encuentra en la C.C. Luego la Asamblea debe aprobar la realización de un referéndum, en el cual los ciudadanos deberán decidir si quieren o no bases extranjeras en el país. Si todo sale como el gobierno espera, en las elecciones de febrero del 2025 también votarían en esta consulta.
En 1999, el gobierno de Jamil Mahuad permitió, a cambio de nada, que la base de Manta fuera utilizada por tropas norteamericanas. Desde ahí, por aire y por mar, se debía detectar, perseguir y atrapar a grupos delictivos dedicados al narcotráfico. Pero también sirvió para otros fines menos loables: Existen testimonios de que fuerzas gringas hundieron unos 40 barcos, por ser sospechosos de narcotráfico y de llevar inmigrantes indocumentados, sin haberse demostrado primeramente su culpabilidad. Como resultado, hubo un número indeterminado de muertos. Más de 100 denuncias sobre estos hechos presentadas por familiares de las víctimas nunca se han tramitado y reposan en Fiscalía, así también testimonios de torturas por parte de militares norteamericanos, los cuales por cierto, gozaban de inmunidad como parte del acuerdo firmado por los dos gobiernos. Éste permitió que sus actos quedaran en la impunidad, en el sentido de que el Estado ecuatoriano no podía presentar ningún cargo contra los culpables. Las tropas gringas dejaron la base de Manta en el 2009.
En 1999, muchos mantenses se ilusionaron con que la llegada de las tropas estadounidenses a la base de Manta generaría muchos puestos de trabajo y traería la prosperidad al puerto manabita. La realidad fue bastante distinta: los gringos traían desde su país todos los alimentos e incluso el agua. No más de 70 ecuatorianos trabajaron en la base, en actividades como personal de limpieza, camareras y jardineros.
Volver a establecer bases extranjeras en el país es visto por parte de la ciudadanía como una regresión a la soberanía del país y que tampoco es una medida eficiente para combatir al narcotráfico y al crimen organizado. El ejemplo de Colombia, nuestro vecino, es elocuente: Desde el gobierno de Uribe, hay nada menos que 7 bases militares norteamericanas en su territorio (3 aéreas, 3 navales y 2 terrestres). Y como es bien sabido, los gobiernos colombianos no han logrado resolver el problema del narcotráfico ni el de la violencia que trae aparejada.
Lo de las bases extranjeras parecen ser una jugada electoral más de Noboa, que piensa en su reelección. Apunta a que le podría aportar más votos en un electorado desesperado por la violencia imparable que se le va de las manos a su gobierno, electorado que ve como última esperanza la actuación de tropas norteamericanas en el Ecuador. Nada garantiza que tengan éxito.