Piedad Ortiz. PROTOS
La escasez de lluvias en el país, una de las peores de la historia reciente, ha mostrado la fragilidad de nuestras fuentes de agua, ya afectadas por la deforestación, la contaminación y los efectos del cambio climático.
La Amazonía ecuatoriana es la región del país que concentra la mayor disponibilidad de recursos hídricos frente a un menor porcentaje de población, lo que solía interpretarse como abundante riqueza hídrica. Sin embargo, en estos meses, el panorama de cauces de ríos totalmente secos es una imagen común en varias ciudades de la región oriental, como es el caso de Gualaquiza. Esta ciudad de la provincia de Morona Santiago, está rodeada de varios ríos como el Gualaquiza y el Bomboiza, que en la actualidad mantienen su cauce en el mínimo. Uno de los sectores más afectados por el bajo nivel de los ríos, además del agua para consumo humano es el turismo. A pocos metros del centro de Gualaquiza, existe una playa que hace pocos años era el centro de concentración y esparcimiento los fines de semana o días feriados, pero que en la actualidad ya no se puede visitar porque el río no tiene agua, siendo el paisaje únicamente de un cauce con piedras, al igual que sucede en otras ciudades del país.
Diferentes sectores de la sociedad de Gualaquiza hacen un llamado a la comunidad y a las autoridades a tomar medidas para la recuperación de los ríos de los que depende la vida, la salud, la producción y hasta la espiritualidad. Nuestra Constitución establece en el artículo 71 que: “La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”.
Defender los derechos de la naturaleza es hoy más crucial que nunca.