La necesaria incomodidad de la libertad de expresión

 

La muestra artística “La intimidad es política” se presenta por estos días y hasta el 29 de octubre de manera gratuita en el Centro Cultural Metropolitano de Quito, ubicado en el centro histórico de la ciudad. En dicha exposición se busca abordar desde el arte diversas problemáticas sobre las feminidades, las masculinidades y las diversidades sexuales.

Como parte de la muestra se incluyó un mural del colectivo Mujeres Creando, titulado “Milagroso altar blasfemo”, en el que mediante imágenes y textos provocadores, las muralistas buscaron mostrar su postura frente a los criterios cristianos impuestos sobre el cuerpo femenino, criticar el rol pasivo de las instituciones religiosas y su proceder patriarcal y machista, frente a los serios problemas que aquejan a las mujeres en la actualidad, a la par que ponían el tema en la palestra pública.¡Y vaya que lo lograron!

Tan pronto se abrió la muestra al público la Conferencia Episcopal Ecuatoriana se manifestó ante las autoridades del municipio metropolitano solicitando la censura del mural. El municipio hizo eco de las quejas y ordenó la remoción y cambio de lugar del mural, aduciendo que “se encontraba en un muro patrimonial”. Hasta el momento la censura ha logrado que el público no pueda acceder a observar la obra.

Sobre estos hechos cabe plantearse las siguientes reflexiones: en primer lugar, ¿dónde está la laicidad de las instituciones del Estado?, y esto porque los argumentos del municipio son muy débiles, sesgados y más bien parecen ajustarse al pedido de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Segundo, ¿qué pasó con la libertad de expresión de las muralistas? ¿Por qué no se protegió su derecho constitucional?

Vale la pena recordar que la libertad de expresión implica la NO censura del mensaje, a menos que implique un delito de odio, por ejemplo, por discriminar abiertamente a grupos de personas o incite a hacer daño, o porque haga una apología al delito, piensen en este caso en discursos de tipo neonazi que inciten a la violencia o al asesinato.

Entonces, ¿por qué se vulnera el derecho a la libre expresión? Puede que no nos guste el contenido de una expresión, o que tratándose de representaciones gráficas nos parezca antiestético, o hasta irrespetuoso, pero un Estado, y más si es laico, NO tiene porque censurarla. Que una expresión incomode no equivale a que vulnere un derecho.¿Por qué gastan energías atacando a un grupo de mujeres y sus “odiosos” dibujos en un pequeño y hasta insignificante muro?

¿Dónde están los enérgicos pronunciamientos de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana sobre temas más relevantes y graves como el altísimo número de femicidios en el país? ¿O el altísimo número de embarazos adolescentes?¿O la expansión del sida y enfermedades sexuales? ¿O sobre los abusos sexuales de miembros de su iglesia a personas menores de edad? ¿O sobre las reprochables fuentes de financiación de la iglesia católica, tales como las fábricas de armas? ¿O sobre el calentamiento global y sus nefastas consecuencias sobre la vida humana?

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