Insumos para encarar la crisis

Al margen de las angustias y las preocupaciones dentro de casa y en el continente, aquello que más nos importa es nuestro amado País.  Tal vez no hay recetas, pero sí debemos hacer un esfuerzo para medir y jerarquizar las respuestas que se imponen para encarar esta aguda crisis:

1.- Salir del fondo del pozo implica el desafío de salvar varios obstáculos.  En la coyuntura una explosión social, cuya mejor imagen es la de una válvula de escape, como un paro nacional que ha incluido reacciones inesperadas y violentas en la sociedad ecuatoriana.

2.-   Lidiamos con una situación que en mucho se nos ha ido de las manos.  La respuesta no es solo de leyes, sino de diseñar una política pública sensata de seguridad y de justicia. Los planes son insuficientes; hay que llegar a ejecuciones de largo aliento, sin dejar de lado las respuestas del hoy y ahora.

3.- Separar la paja del trigo sería un esfuerzo para utilizar con mesura la respuesta penal, al margen del odio político o de las venganzas largamente amasadas. Lo que se reitera como un “no rotundo a la impunidad” infiere clarificar los procesos y seguimiento de casos de relieve social. ¿Hasta dónde me interesa ejercer procesos penales contra mochileros inexpertos que han seguido inocentemente la fiebre del paro? En la quemazón de la Contraloría al parecer hubo jóvenes detenidos que merecerían alguna fórmula de castigo para que no se normalice la violencia y se multipliquen las amenazas.

4.- El sistema de justicia penal usado de manera excepcional implica necesariamente una pedagogía social.  El pueblo no quiere declaraciones sino demostraciones de infracciones penales, enriquecidas por elementos incontrastables de convicción para que los jueces puedan ejercer su función de realización de la justicia.  No nos sobra el espacio en este momento para ejecutar una política de persecución intensiva y en muchos casos va a ser necesario el perdón y olvido en faltas de menor cuantía o ahí donde podamos abrir el paraguas del delito político.

5.- Por razones de memoria podríamos recuperar la película del 30-S.  Triunfó en esa coyuntura el discurso del golpe de Estado, de la tentativa de magnicidio y de una fuerza conspirativa que jamás se llenó de contenido, pero que sí se tradujo en sentencias prolongadas para los supuestos culpables.  ¿Será esa una dinámica digna de emular?  Investigar, juzgar y sancionar requiere limpieza de procedimientos y ejercicio del derecho a la justicia; grave desafío para la Fiscalía General del Estado.

6.- Amanecemos con veladas amenazas y con otras que prometen ser reales. Hay intimidación y amenaza de uso de la fuerza para cualquier resistencia.  Excesos en la dirigencia indígena, que se ha salido del libreto en cuanto se ha sentido empoderada. Persiste la desigualdad y unas dinámicas sociales en que ha desaparecido el principio de la interculturalidad. Mucho por hacer y decisiones sensatas a tomar de manera permanente, antes que el destino del país sea marcado por el conflicto, la intolerancia y el vacío de normas de convivencia.