Si usted revisa los medios de comunicación seguro encuentra titulares refiriéndose a personas “abatidas”. Estos titulares se encuentran a diario y ya casi son parte de nuestra cotidianidad, aquí ponemos a su consideración algunos para ilustrar esta reflexión;
-Dos delincuentes abatidos y otro neutralizado, mediante uso legítimo de la fuerza
-En Pedernales, delincuentes fueron abatidos en enfrentamiento con la policía
-Dos delincuentes abatidos en operativos policiales
-100 presuntos delincuentes abatidos por la Policía de Ecuador, entre enero y octubre de 2024. Se han neutralizado 100 personas, porque si bien se privilegia la vida, sobre estas vidas, están las de personas de bien como las de ciudadanos y de uniformados, dijo Zárate, sobre los sujetos abatidos. https://www.primicias.ec/sucesos/presuntos-delincuentes-abatidos-policia-ecuador-enero-octubre-82496/
Revisando la noticia aparece que las personas que perdieron la vida, en su mayoría, eran personas que intentaron o cometieron actos contrarios a la ley, sin embargo, no se conoce el resultado de investigaciones que confirmen los relatos. Solo hay una certeza, se trata de personas que perdieron la vida.
Estamos acostumbrándonos a recibir noticias de más y más personas que mueren día a día, no hay juicio justo, no hay sanciones impuestas en sentencias, hay muertos porque eran delincuentes, porque eran presuntos delincuentes, miembros de grupos organizados o simplemente porque fueron abatidos. Revisamos la Constitución de la República encontramos que se garantiza el derecho a la vida y no hay pena de muerte.
Los medios relatan los hechos y usan el término “abatido, abatidos” como sinónimo de ejecutado, asesinado, víctima de homicidio o simplemente muerto. Llama la atención como el uso de este término ya es consid erado como sinónimo de muerte, cuando según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, abatido significa: decaído, desanimado, deprimido, alicaído, desconsolado, afligido, apesadumbrado, triste, cabizbajo. Fíjense como el uso del lenguaje de forma repetitiva, fría, sin compasión ni respeto por la vida nos lleva a llenar de contenidos impropios.
Desde un enfoque de derechos humanos, la muerte de las personas como resultado del uso de la fuerza por militares o policías, podría ser calificada como ejecució extrajudicial. En otro momento, la sociedad debería estremecerse y preocuparse por tantas y tantas muertes de personas, a las que el título de abatido les cubre con el velo de la impunidad.
La vida es un derecho garantizado a todos por igual, no hay vida que se debe privilegiar en perjuicio de otra. En el Estado constitucional de derechos todas las vidas se respetan. Frente a la muerte es necesario una investigación, un juicio justo, el uso de la violencia por parte de la Fuerza Pública no siempre es legítimo, y más cuando ha dado como resultado la muerte. Solo una investigación y un juicio nos dirán si esta muerte es o no una ejecución extrajudicial o sumaria, una grave violación a los derechos humanos.
Las ejecuciones sumarias, desapariciones forzadas, niños secuestrados, tortura, detención prolongada sin cargos ni juicio constituyen graves violaciones a los derechos humanos. Al parecer, en Ecuador se estarían presentado hechos que podrían recibir esta calificación.
A propósito del 24 de marzo Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves deu los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas, exijamos verdad para todas las personas víctimas de ejecuciones sumarias, desapariciones, niños secuestrados, tortura, detenciones prolongadas. No naturalicemos el atropello a la dignidad humana.