OPINIÓN

El cambio climático impacta a los derechos humanos

Entre las mil preocupaciones que nos mantienen en vilo está la del cambio climático. Aunque suene lejano el tema, porque aparentemente las y los ecuatorianos tenemos otras inquietudes que abruman nuestro día a día, como las benditas enmiendas constitucionales, los impactos del cambio climático sobre la vida especialmente de las poblaciones más vulnerables, son harto impactantes.

Las marcas de este fenómeno, que estos días se analiza en París durante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 21), afectan directamente a los derechos humanos al ocasionar muertes, lesiones, desplazamientos por desastres como terremotos, deshielos, ciclones, tornados, olas de calor y sequías.

Independientemente de las voces que se hacen oír en esta cumbre, y que representan a afectados y afectadas desde distintos rincones del planeta, están también voces oficiales como la de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, quien señala haber recibido “cientos de casos relacionados con conflictos de tierras, agua y amenazas a la soberanía alimentaria que evidencian que el cambio climático es una realidad que está afectando el disfrute de los derechos humanos en la región”.

Según informes técnicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) se prevé que el aumento de 2 grados centígrados en la temperatura del planeta podría causar la muerte por exposición de olas de calor, el descenso de la productividad laboral, la morbilidad por deshidratación, ataque de calor y agotamiento por calor.

Pensemos en las personas que trabajan en la agricultura y la construcción, quienes viven en las calles, las mujeres que tienen que hacer largas caminatas para llevar agua a sus hogares, los adultos mayores, las y los niños. Por su especial exposición al ambiente, por sus condiciones de desprotección y por las actividades que realizan para lograrse la sobrevivencia, estas personas se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad.

Pero no solo a ellas les afectará el cambio climático, toda la población sentirá las consecuencias del agravamiento del problema del acceso al agua saludable para el consumo, lo que pone en riesgo la consecución de alimentos, su utilización y la estabilidad en los precios del líquido vital.

Y claro, como de costumbre, son las poblaciones rurales, las mujeres, los adultos mayores, los niños y niñas, y las personas en situación de pobreza quienes sufren con mayor fuerza los impactos de la falta de responsabilidad de los Estados sobre este fenómeno global. ¿Podremos esperar que de esta cumbre mundial de los Estados se logren compromisos claros y efectivos para proteger a la humanidad de un mayor desastre planetario?

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