Desde hace varios meses, poderosos medios de comunicación, con la Revista Vistazo y el periódico El Universo a la cabeza, han dedicado amplias entrevistas, noticias y editoriales al ex presidente Jamil Mahuad, todas ellas con un tono halagador, condescendiente y con un aire que más que informar parece publicitar, de hecho, algunas notas de prensa publicitan en efecto su reciente libro.
Estas notas hablan profusamente de la dolarización, la presentan como un logro enorme, algo muy acertado, necesario e inevitable. De manera acrítica no mencionan al mismo tiempo, el feriado bancario o lo que es lo mismo el salvataje de los bancos con dinero público, el secuestro ilegal e ilegítimo de ahorros de las y los ciudadanos -muchas veces durante años- tampoco hablan de la pérdida de liquidez del dinero y la falta de autonomía que todo esto generó. Mucho menos hablan de la pérdida de vidas, de quienes enfermaron, de quienes se suicidaron y tampoco se habla de los millones, sí millones, que migraron.
Las notas de prensa nos presentan a Mahuad como un héroe y un mártir, una persona que tomó las mejores decisiones en momentos difíciles, un auténtico estadista. Muchas veces incluso se acompaña al reportaje o la noticia de fotos del ex presidente que lo exaltan y lo engrandecen y que parecen salidas de Instagram o Facebook, y no de un medio de prensa serio. Esta publicidad descarada que no puede ser llamada periodismo, olvida los vínculos entre el poder político y el poder económico, el financiamiento privado de su campaña, el total dominio de los bancos en las decisiones del gobierno de Mahuad; el que muchos banqueros y empresarios gozaron de información privilegiada, no solo para que sus dineros no se vean afectados, sino que para que se incrementen.
Se ha llegado a tal punto de tergiversación del relato de lo ocurrido, que incluso políticos como Joyce de Ginnata se disputan el absurdo honor de ser el autor intelectual de la dolarización. Claro está, ni una sola alma asume la enorme responsabilidad por el feriado bancario, una de las mayores crisis económicas y humanas que ha vivido nuestro país es hábilmente olvidada. Sinvergüenzas y canallas son ahora presentados como ilustres y ejemplares ciudadanos, todo mediante un manejo pernicioso de los medios de comunicación, que fungen como maquinaria de una memoria selectiva que apuesta por el olvido, el lavado de cara y de manos.
Todo es posible en este nuevo cuento y relato, nos venden una historia falsa y maniquea, a tal punto que poco falta para que el pueblo tenga que agradecer a los responsables del feriado bancario. Lo más triste es que no sería la primera vez, por ejemplo, el ex vicepresidente Alberto Dahik inmerso en el escándalo de uso de fondos reservados, hoy en día es invitado de honor frecuente de muchos medios, presentado como un intachable académico sin un oscuro y vergonzoso pasado.