Bastantes sorpresas se produjeron en las elecciones seccionales del 24 de marzo: candidatos conocidos que fueron autoridades o son caciques locales y que partían como favoritos o super favoritos, como Paco Moncayo en Quito, Fernando Torres en Ambato, Carlos Falquez -padre e hijo- en Machala y El Oro, Paul Carrasco y Fernando Cabrera en Cuenca, Chato Castillo en Loja, Juan Zapata en Pichincha o Mariano Zambrano en Manabí fueron derrotados por candidatos menos conocidos, algunos se autocalifican como “no políticos”. En todos estos casos, las encuestas fallaron rotundamente.
El dominio abrumador por más de 10 años por un solo partido, Alianza País, favorecido por el control casi absoluto de todas las funciones del Estado en el gobierno de Rafael Correa generó una fragmentación política nunca antes vista, atizada por la fondo de campañas electorales para las diversas fuerzas políticas provenientes del presupuesto del Estado, anunciado como un avance democrático. Es así como se llegó a la friolera de más de 80000 candidatos.
La vanidad de muchos candidatos improvisados, pagada con el dinero del pueblo, se tradujo en resultados insignificantes como el caso de 7 de los 18 candidatos a alcalde de Quito que obtuvieron menos del 1% de los votos. La proliferación de candidatos hizo que muchos alcaldes y prefectos sean electos con porcentajes de votos muy bajos (alrededor del 20%), es el caso de Jorge Yunda en Quito y Paola Pabón en Pichincha, y Pedro Palacios en Cuenca. Para los alcaldes, esto significa serios problemas de gobernabilidad, más aún si sus concejales serán minoría en los concejos municipales.
En Quito, el candidato Paco Moncayo, que era archi favorito, se confió en su experiencia y en las encuestas y desarrolló una campaña carente de innovación. El candidato de derecha César Montúfar se dedicó a atacarlo durante toda la campaña y logró que buena parte del electorado del ex alcalde vote por él. Sin embargo, no le alcanzó para triunfar, pero tal vez si hubiera alcanzado una alianza lógica con Juan Carlos Solines y Juan Carlos Holguín, otro habría sido el resultado. La alianza no se alcanzó por miopía política. Jorge Yunda, conocido radiodifusor de origen campesino y humilde, que realizó una campaña que incluía shows musicales, “cursos” de ecuavoley y la propuesta de la defensa de los animales, se alzó con el triunfo. En redes sociales, se manifestaron criterios racistas y clasistas en contra de Yunda, los mismos que son repudiables. Sin embargo, los electores de Yunda, apenas un 20% del total, parecen no haber tomado en cuenta que cuando fue director del CONARTEL durante el gobierno de Correa, se hizo con numerosas frecuencias de radio y televisión. Si Fiscalía hubiera investigado esos contratos como lo solicitó Contraloría, tal vez no hubiera podido ser candidato. Hoy es el flamante alcalde de Quito.v