Se acabó el año 2019, un año más de recesión económica en el Ecuador, la que se prolonga desde el 2015. Un año más en que se incrementó la deuda externa, la falta de empleo, la inseguridad, la pobreza, la desconfianza en el gobierno. Un año en el cual en el mes de octubre quedaron claras las profundas divisiones que existen en el Ecuador, entre pobres y ricos, mestizos e indígenas, campo y ciudad. Un país en el que las élites políticas y económicas no presentan un proyecto de país sobre el cual pueda haber acuerdos mínimos al menos a mediano plazo. Su miopía y mezquindad solo les permite tener una visión y beneficios al corto plazo.
En el mes de octubre, se produjeron las manifestaciones en contra de la subida drástica de los precios de los combustibles al eliminar los subsidios que se mantenían desde hace más de 40 años. El movimiento indígena encabezó una serie de protestas a las que se juntaron sectores urbanos y populares que pedían la derogatoria del decreto 833.
Se observó una violencia inusitada del lado de las fuerzas policiales y militares, pero también del lado de los manifestantes estuvieron presentes actos de vandalismo y destrucción. No cabe duda de que fuerzas correistas se infiltraron en las protestas tratando de llevar el agua para su molino, pero les salió el tiro por la culata: la Asamblea se mantuvo prácticamente inactiva y no decretó el estado de conmoción interna para que se adelantaran las elecciones y Rafael Correa pueda postularse como candidato vicepresidencial y lograr inmunidad para tener impunidad, en circunstancias en que es posible que vaya a ser sentenciado judicialmente por el caso “Sobornos 2012-2016”.
Luego de once días en que el país estuvo semiparalizado, a regañadientes y buscando salvar su pellejo, el gobierno de Lenín Moreno tuvo que aceptar retirar el decreto 883 que eliminaba el subsidio a los combustibles. Sin embargo, el gobierno no tomó en cuenta ninguno de los planteamientos que realizó la CONAIE, sobre todo el de recaudar un 4% de pago del impuesto a la renta a los 270 grupos económicos más ricos, basado en el principio de que el que más tiene más paga.
El gobierno envió un proyecto económico de 400 artículos para ser tratado en una semana, proyecto que no llegó a buen puerto en la Asamblea, no siendo aprobado, obligando a que el Ejecutivo envíe un nuevo proyecto de cerca de 80 artículos que sí sería aprobado. En la ahora ley, además de una serie de exenciones y una serie de impuestos dirigidos a la ciudadanía en general y no a los grupos más ricos, se establece una contribución temporal a las empresas que tengan más de 1 millón de dólares de ingresos.
De esta forma, el gobierno encontró la forma de contentar al FMI que incluso ya le entregó un nuevo préstamo, lo que parece ser un balón de oxígeno temporal para patear la pelota hasta el 2020. Todo anticipa que para la gran mayoría de ecuatorianos el nuevo año será aún peor que el año que le precedió.