Mortalidad materna: sin soluciones consistentes

Por: Hugo Noboa Cruz, lalineadefuego.info|mayo 16, 2021

El Estado ecuatoriano tiene muchas deudas con la salud de la población. No solo hace falta una adecuada respuesta a la pandemia de covid-19, sin discriminaciones ni privilegios, con criterios técnicos adecuados y con la inversión de los recursos económicos necesarios. Las deudas en salud son muchas otras, incluyendo una respuesta a la elevada desnutrición infantil, al deterioro de los programas de vacunación en general, o a la creciente epidemia de enfermedades no transmisibles (cáncer, diabetes, cardiovasculares, respiratorias crónicas), muchas de ellas asociadas a la permisividad con industrias nocivas para la salud, como las de alimentos procesados, bebidas industrializadas azucaradas, bebidas alcohólicas y tabaco.
Y la lista de deudas con la salud puede crecer mucho más. Uno de los problemas lacerantes es el de las muertes maternas. Ninguna mujer debería morir por su embarazo o por parir.
Toda muerte materna es una tragedia, por la pérdida de la vida de esa joven mujer, pero también por lo devastada que queda la familia, sus hijos especialmente. Esa tragedia se multiplica decenas de veces cada año por todo el territorio nacional, y es un indicador de las profundas diferencias sociales, de las inequidades, de la ineficiencia de nuestro sistema de salud y la falta de las políticas públicas.
En el continente americano, las diferencias de mortalidad materna (MM) son enormes, dependiendo de las características de cada país.
Según los últimos reportes disponibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Indicadores Básicos 2018 y 2019 ( tendencias de la salud en las Américas), la tasa más baja de muerte materna en el continente, para el año 2015 en que se midieron las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), ocurrió en Canadá, con 7 mm por cada 100.000 nacidos vivos (nv). En el otro extremo se encuentra Haití, con 359 muertes maternas por cada 100.000 nv (51 veces más que en Canadá).
En el Ecuador, para el mismo año 2015, la OPS estimó en 64 muertes maternas por cada 100.000 nv (9 veces más que en Canadá). Pero otros países latinoamericanos si han podido abatir la MM mucho mejor que Haití o Ecuador. Para el mismo año 2015, Uruguay con 15, Chile con 22 y Costa Rica con 25 MM x 100.000 nv (de hecho, las mujeres ecuatorianas en mejores condiciones sociales y con mayor acceso a servicios, tienen cifras similares a estas), demuestran que sí es posible disminuir significativamente la muerte materna, aun sin tener las mismas condiciones económicas y de desarrollo de Canadá. Las diferencias no son solo debido a la economía, sino a la eficiencia y acceso a los sistemas y servicios de salud.
Estás mismas diferencias que se ven entre los países de América, ocurren también al interior de cada país. Diferencias territoriales, étnicas y de condiciones sociales de la población.
Entre los años 2014- 2017, un total de 733 mujeres (promedio 183 cada año; en 2018 la cifra asciendió a 221 incluyendo tardías), fallecieron en el Ecuador por causas relacionadas con el embarazo, el parto y el postparto. La muerte materna fue 36% más frecuente si se trataba de mujeres rurales antes que urbanas. Un 69% más frecuente si se trataba de mujeres indígenas, o 50% más frecuente si se trataba de mujeres afrodescendientes, antes que mestizas.
La probabilidad de una muerte materna es 3 veces mayor si se trata de una mujer sin instrucción o solo con instrucción primaria, comparando con las mujeres con instrucción superior (instrucción como indicador de la condición social).