El apocalipsis en nuestras cabezas

Con motivo de la finalización del mes de orgullo gay, el cual se celebra cada año en el mes de
junio, vale recordar algunas cosas

El 25 de noviembre de 1997 el Tribunal Constitucional del Ecuador despenalizó la homosexualidad, desde esa fecha ser homosexual, desear, enamorarse y amar a una persona
del mismo sexo no es más un delito. El Tribunal Constitucional, con un razonamiento muy
cuestionable, señaló que, pese a que ser homosexual no es deseable, es más cercano a una
enfermedad que a un delito y por tanto aquello no merecía cárcel.

Las voces críticas conservadoras de aquel entonces señalaban que dicha decisión fomentaría el
libertinaje, promovería las perversiones sexuales y que, sobre todo, aquello destruiría la familia tradicional y afectaría a las niñas y los niños. Veinticinco años después podemos afirmar
que nada de esto ocurrió, fueron puras mentiras y locuras de fanáticos.

El 12 de junio de 2019, dos sentencias de la Corte Constitucional permitieron que dos personas
del mismo sexo accedieran al contrato matrimonial. Desde esa fecha, cientos de parejas
homosexuales pudieron celebrar sus bodas, se amaron, se reconocieron sus derechos como
parejas legales y gozaron de todos los beneficios matrimoniales que la ley les otorga.
Las voces críticas conservadoras de aquel entonces señalaban que esta vez sí de veritas, de
veritas, la familia tradicional se acabaría, que esta vez muy en serio las niñas y niños sufrían
peligro debido al mal ejemplo que provocaría el amor entre dos personas. Luego de tres años,
el apocalipsis que ocurría en sus mentes tradicionales jamás pasó.

Estos son dos recordatorios de cómo en ocasiones naturalizamos la discriminación por
orientación sexual, nos negamos al amor en cualquiera de sus formas sin razón, y tercamente
nos cerramos a los avances y logros individuales y sociales en derechos. Aferrarnos a rajatabla
a las ideas y prejuicios del pasado, considerar a las diferencias como anormalidades solo
limitan la convivencia pacífica en la sociedad.

Celebremos la identidad, celebremos la libertad y celebremos el amor. Que el mes de junio y el
resto de meses del año sean tiempos de orgullo, respeto y dignidad para todas las diversas
formas de ser.