Por Sonia Rodríguez, CEPAM Guayaquil
Niños, niñas y adolescentes hacen seguimiento y exigen el derecho a una educación libre de una violencia sexual, a partir de la sentencia establecida al ecuador por el caso de Paola Guzmán Albarracín.
El 14 de agosto fue establecido por el Ministerio de Educación como el día para conmemorar el día de la no violencia en el ámbito educativo, a partir de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos impusiera al Ecuador, a partir del caso Paola Guzmán Albarracín, quien se suicidó en diciembre de 2002, al ser víctima de violencia sexual por parte del vicerrector del colegio, Bolívar Espín, durante más de un año. Trascurrieron casi veinte años para que haya justicia y se restituya el nombre de Paola, una adolescente de 14 años y su familia.
Por la demanda interpuesta por el CEPAM Guayaquil y el Centro de Derechos Reproductivos. La Corte Interamericana establece que el estado ecuatoriano es responsable por la violación del derecho a la vida, a la educación libre de violencia sexual y la violación de las garantías judiciales, porque no se investigó, juzgó y sancionó a los responsables.
Además de la violación, no se atendió la emergencia cuando ella dijo en el colegio que tomó diablillos. Se encubrió al agresor y sus cómplices, que sabían de las prácticas de violencia sexual que cometían. Hoy, más de 100 adolescentes de diferentes barrios y colegios de Guayaquil presentaron una obra y entregaron un manifiesto, para evidenciar la frecuencia y gravedad de la violencia sexual que sigue ocurriendo en las instituciones educativas.
Denunciaron, demandaron y exigieron a las autoridades que se implemente educación sexual integral, es decir, educación para la vida, como una estrategia para prevenir la violencia sexual y restituir derechos en caso de que ocurra. Es una manera de convocar a adolescentes y jóvenes a reflexionar sobre su vida, a otras prácticas, y salir de esta oferta perversa de vincularse a las adicciones, a las drogas, a la violencia, al sicariato, a prácticas delictivas. Tenemos otros caminos.
No más violencia sexual en las instituciones educativas.