En el Ecuador cada vez hay más cadáveres no identificados (NN). Se estima que en las fosas comunes de los cementerios de 14 provincias fueron enterrados cerca de 2000 en los últimos 10 años.
Hace poco, se informó que cerca de 200 cuerpos en descomposición en tres contenedores inservibles habían caotizado los parqueaderos de Medicina Legal de Guayaquil. En otra fecha, 95 cadáveres fueron exhumados en el cementerio de Ambato. También se han hallado fosas clandestinas en Esmeraldas, Santa Elena y en el Golfo de Guayaquil. Cientos de cuerpos sin identificar, cientos de cuerpos identificados que nadie reclama.
Estos cuerpos son el resultado de la pandemia, de las masacres carcelarias, de los sicariatos del crimen organizado, de delitos comunes, de las desapariciones forzadas y evidencian la inoperancia e indolencia del Estado para cuidar de la vida de lo habitantes del país o al menos para brindar justicia y algo de sosiego a sus familiares.
Los cadáveres no identificados llegan a los servicios de Medicina Legal y CienciasForenses donde se someten a varios análisis y procedimientos, incluidas, en principio, pruebas de ADN. Por la saturación de los frigoríficos, los cadáveres van de morgues de ciudades grandes a morgues de ciudades más pequeñas y, finalmente, a menudo son enterrados en cementerios alejados del sitio donde fueron levantados.
En la práctica. Billy Navarrete del Comité Permanente de Derechos Humanos (CDH) ha denunciado que muchos de los cuerpos inhumados como NN no tienen un registro de ADN y que estás personas están desparecidas pero en manos del Estado. También indicó que en este fenómeno hay prejuicios de racismo y pobreza que influyen en el abandono de los cuerpos NN, sobre los cuales recae el estigma de que “algo deben haber hecho” y finalmente se deja de investigar sus casos.
La presidenta de Asfadec Lidia Rueda reclama al Estado ecuatoriano por la revictimización de los deudos de las personas desaparecidas forzadamente al obligarles a buscar los cuerpos de sus seres queridos entre morgues y fosas donde reposa cadáveres NN. El Estado cree haber cumplido con su tarea al enterrar los cuerpos NN mientras que miles de familiares siguen con su duelo tratando de encontrar en osamentas, piezas dentales o pedazos de piel algún rastro que identifique a sus seres queridos y seguir buscando si la identificación no fue positiva. Los cadáveres en vida tenían derecho a la identidad y este derecho no puede ser violado post-mortem. Una vez más el Estado queda en deuda.
Cada vez hay más cuerpos NN por la violencia que afecta al Ecuador pero la sociedad se va volviendo cada vez más insensible ante la muerte.