A propósito de las festividades de fin de año, y pese a que existió una prohibición expresa de usar pólvora y quemar monigotes, no ha sido extraño escuchar por estos días fuegos artificiales.
En esta ocasión queremos compartirles algunas razones más allá de la prohibición, por las que no conviene comprar, ni usar pólvora, basándonos en la empatía y respeto hacia otros seres vivos, incluido el ser humano.
• Tiene efectos nocivos en el ambiente pues se emanan partículas químicas altamente combustibles que pueden contaminar no solo el aire, sino también el agua.
• Afecta en mayor nivel a las mascotas, pues por ejemplo los perros escuchan los estruendos de la pirotecnia alrededor de cuatro veces más que los seres humanos.
• Las aves urbanas pueden fallecer a consecuencia de la taquicardia y aturdimiento.
• Las personas con trastorno del espectro autista, en especial niñas y niños, sufren de altos niveles de ansiedad y estrés por el sonido de los fuegos artificiales, y pueden sufrir crisis en que lleguen a autolesionarse, pues buscan acabar desesperadamente el ruido.
• El uso de la pirotecnia por particulares representa un gran peligro para la salud, pues cada año decenas de personas, por lo general menores de edad, llegan a los hospitales con quemaduras severas y lesiones devastadoras.
Por estas, y muchas otras razones de peso, la celebración de las fiestas de fin de año deben realizarse de forma empática, responsable, segura y respetuosa con la vida.