Durante muchos años el Ecuador se autodenominaba y fue conocido en el mundo como “una isla de paz”, con dicha frase se hacia referencia a que nuestro país, pese a todos los problemas que podía tener, era un lugar ideal para vivir, tanto por sus condiciones climáticas, diversidad, su gente y todo lo que implica la vida cotidiana. Aquello era mucho más destacable si nos comparábamos con otros países de América Latina y el Caribe, que conforme las Naciones Unidas es la región más violenta del planeta, comparación aplicable también con nuestros vecinos y en particular con Colombia, país que vive un conflicto armado y serios problemas con el crimen organizado desde hace varias décadas.
Lamentablemente esa bella descripción de nuestro país es ahora un recuerdo, si bien las cifras de muertes violentas varían dependiendo de la fuente, la creciente violencia y muerte es la constante. Según el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado y la Fundamentación Panamericana para el Desarrollo en el 2023 la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes sería mayor a 35 (cifras basadas en el primer semestre), mientras que según el Ministerio de Gobierno la tasa sería del 45%, cifra muy semejante a la dada por la Embajada de los Estados Unidos que señala la tasa en un 43% de asesinatos por cada cien mil habitantes (cifras con corte a finales de septiembre).
Bajo este panorama Ecuador se sitúa no solo entre los países más violentos y con mayor tasa de mortalidad por causas violentas en la región, sino entre los más violentos del mundo. No siempre fue así, el Embajador de los Estados Unidos en Ecuador señalaba lo siguiente: “Comparando las cifras oficiales del primer semestre del año 2019 versus las de este año, Ecuador ha experimentado un aumento del 528 % en el número de homicidios intencionales en solamente cuatro años. Al terminar este año, Ecuador se ubicará entre los tres países del hemisferio con las tasas más grandes de homicidios”.
Las razones dadas para este incremento estratosférico de la violencia y las muertes violentas son múltiples, entre los organismos citados se señala que la principal causa sería la presencia cada vez más creciente del crimen organizado en el país, se habla de al menos una decena de bandas criminales internacionales en el país. Otra de las razones que se señalan y no excluyen lo anterior, es la altísima corrupción en el Estado y sobre todo la falta de independencia judicial en todos sus niveles.
Algunos estudios de las Naciones Unidas también señalan que la tasa de homicidios guarda una directa correspondencia con el altísimo porcentaje de inequidad en el país y la región, señalando que la riqueza en América Latina y el Caribe se concentra en poquísimas manos mientras que la pobreza va siempre en aumento. Lo anterior sumado a las políticas estatales de reducción de la inversión social y la poca preocupación en la satisfacción de derechos.
En menos de un lustro el escenario del Ecuador cambió radicalmente, pasamos de ser una isla de paz a convertir nuestro territorio en un patíbulo. Sino queremos que la situación continúe empeorando el Estado debe reaccionar y emprender reformas estructurales en materia política, económica, social y de seguridad. Por el momento el gobierno de Noboa brilla por su ausencia y pasividad, siguiendo la tónica de los presidentes que le precedieron.