El 8 de marzo se conmemora el día internacional de la mujer y la situación de la mayoría de quienes forman poco más de la mitad de la humanidad es, cuando menos, preocupante. Según ONU Mujeres “el actual sistema económico exacerba la pobreza, la desigualdad y el deterioro medio ambiental, afectando de manera desproporcionada a las mujeres y más aún a aquellas que enfrentan múltiples discriminaciones”.
Esa afirmación se aplica perfectamente a nuestro país. Según datos de instituciones gubernamentales, 2023 fue el año más violento para las mujeres en el Ecuador con más de 500 feminicidios y otras muertes violentas de mujeres, superando en 22% a los registros de 2022. El nivel nunca antes experimentado de inseguridad y violencia a nivel nacional ha incidido en esta situación. La provincia del Guayas encabeza las cifras, seguida de Pichincha y Manabí.
Por otra parte, la creación de un ministerio de Mujeres y Derechos Humanos durante el gobierno de Lasso no ha influido en la reducción de la violencia contra las mujeres. Es más, a nivel nacional más del 60% de mujeres ha sufrido alguna forma de violencia, lo que muestra un incremento respectos a los años anteriores.
El machismo atávico sigue imperando en el país, de ahí los criterios que culpabilizan a las víctimas de feminicidios: “ella tuvo la culpa”, “ella se lo buscó”, “no sabe con quien se fue”, “se vistió muy provocativa”, etcétera. Crímenes cuyos autores son mayoritariamente las parejas o exparejas de las víctimas.
La pandemia del Covid-19 afectó severamente al país teniendo como efecto el aumento de la pobreza y el desempleo, siendo las más afectadas las mujeres y sus medios de vida y aún más las indígenas y afrodescendientes. Las cifras correspondientes a las mujeres
respecto a los hombres muestran menor empleo adecuado, mayor desempleo y subempleo, menores ingresos. La desigualdad de ingresos se genera además en la sectorización de género en la economía ya que las mujeres son la gran mayoría en sectores como comercio, alojamiento y comida, trabajo doméstico y educación inicial.
Para muchas ecuatorianas, el pan de cada día es la vulneración de diferentes derechos de las mujeres como el derecho a la vida, a no sufrir violencia, al trabajo, a la salud (incluida la reproductiva), a la educación y un largo etcétera.
Los gobiernos de turno y también el actual de Daniel Noboa le quedan debiendo mucho a las mujeres por el recorte de gastos públicos para su desarrollo. Por otro lado, se debe destacar que diferentes instituciones no gubernamentales y colectivos de mujeres llevan años luchando decididamente por sus derechos en el Ecuador, lo que ha permitido avances significativos para alcanzar su vigencia.
Pero mientras no se supere la pobreza y la desigualdad estructurales en nuestro país, y retomando la afirmación de ONU Mujeres, las mujeres seguirán siendo las principales víctimas del sistema económico imperante.